El Ticuí

¿Recuerdas Macondo? El calor es igual de insoportable y el sol te quema hasta la raíz de los vellos púbicos. Ese es el Ticuí, Guerrero. Y si pasas algún día por ahí, entenderás que para los melancólicos y los viejos provincianos el resplandor de un lugar paradisiaco culmina con la ruina y la miseria emocional de su gente, de sus tierras y de sus jacales... ese es el Ticuí...¿Recuerdas Macondo?

lunes, enero 30, 2006

Para conquistarte.

Imagina un escenario frío.
Dos desconocidos.
Evidencia de la tecnología.
Para conquistarte...

"Te citaré algunas palabras claves del excelso Julio Glockner que en sus mágicos viajes por los volcanes escenificó esa simbiosis entre la naturaleza y la conciencia humana que permite identificarnos con nuestro entorno, con la cosmovisión del mundo y con la paz interior que nos hace estar en contacto con nuestros semejantes".

Con especial agradecimiento a J.P.M. quién tan amable nos proporcionó ese exitante análisis del trabajo de Julio Glockner.

jueves, enero 26, 2006

Dios bendiga a los Temerarios


De cómo Temerarios me salvó la vida.
De eso se trata.
***
Eran las once y media de la noche.
Jueves.
Casi viernes.
Noviembre, casi oliendo a Diciembre.
Luna ¿luna? no la ví.
El aire frío se colaba en mis nike jodidos y negros.
La bufanda rosa me cubría los ojos manchados por el rimel y el delineador.
La avenida semi vacía, mi maleta repleta de ropa sucia y zapatillas rosas, el semaforo en rojo, pocos carros transitan, luces bajas los adornan.
Y la decidia fue culpable de que un taxi escapara de mí aquella noche.
Las doce menos 20, se anima un carro de pasaje a llevarme a la central de autobuses, esa noche, como siempre, como lo hice y lo haré, me senté en el lugar del copiloto.
***
Era un Tsuru viejo, negro y a rayas amarillas.
El interior lucía gris y áspero, cual vil cantinucha del centro histórico de cualquier ciudad conquistada o armada por los Ángeles.
El conductor portaba una hermosa, sucia y lisiada gorra de las Chivas. La birreta intentaba gritar sus años de locura, sus días radiantes, cuando tal vez visitó el Azteca para ver perder/ganar o reír/llorar a ese el equipo que representaba o que representó.
Una barba rala, escasa.
Casi nula.
Vellos largos, lacios, negros, gruesos, dispersos sobre sus mejillas.
Delgado, muy delgado el conductor.
Sus dientes espejeaban las noches de alcohol, mota y nicotina, por supuesto la ausencia de un dentífrico las tres veces del día.
Esos ojos tan hundidos.
Negros.
y rojos.
Sus manos morenas, arrugadas, maltratadas, cenizas, tomaron el volante.
Me miró con sus ojos hundidos para gritar: "¿a la central?"
—Sí señor.
El eco de su grito fue un olor a clavo de puerta abandonada con un leve pero picante destello de alcohol.
"Izquierda, derecha, arriba y abajo... voy en mi carro, para todos lados" sonó a todo volumen al interior del Tsuru viejo, negro a rayas amarillas.
***
Qué miedo sentí, lo juro.
El tipo parecía un loco.
***
Tomó toda la avenida principal hasta llegar al bulevar.
La canción ya era otra. Una cumbia.
Más pegagosa que el "Besito Cachichurris"
Una mujer cantaba algo así "Cuando abras los ojos y me quieras abrazar, hallarás el hueco que ha quedado en mi lugar"
A todo volumen.
***
El bulevar norte me calmaba, era la ruta más conocida.
Más transitada, si intentaba atacarme, saltaría por la ventanilla y un transeunte me salvaría.
Eso pensé.
***
Justo atrás del Tsuru viejo, negro y a rayas amarillas se filtraron otros 10 carros con rumbo al norte, como nosotros.
***
Y traté de concentrarme en la maldita canción...
...
...
—Salud, señor.
...
***
Un estornudo
Con un golpe brusco, la mujer que cantaba cesó.
Silencio.
Silencio.
Comenzaron a brillar las sirenas a lo lejos.
Una enorme maquinaria detenía el bulevar norte.
Patrullas de tránsito vial y de policías encargados de la seguridad de los ciudadanos.
***
Esos ojos negros, hundidos y rojos me miradon con desprecio.
Lo juro, el tipo me odiaba.
Ni siquiera me dio las gracias.

—¿Por qué hay tantas patrullas?
—Pss tán arreglando las calles los destos del gobierno.
—¿Se va a desviar?
—Pos sí...
Y gruñó.
***
El taxi viró a la izquierda.
Justo atrás de Plaza San Pedro.
Avenida 15 de Mayo.
Treinta segundos y la canción cambió.
Sola.
Sin carros.
Sin luz.
Árboles.
Callejones.
Topes.
***
—Yo creo que ya podemos salir al bulevar ¿no?
—No creo, lo están arreglando hasta arriba.
—Es el Dragón.
—Ándele, el del gobierno.
—Pinche Doger.
—¿Qué?
—...
—¿Dijo algo?

***
Alzó su mano y llegó a la gaveta.
Cambió de canción, como lo hiciera cada 30 segundos.
***
Una pistola va a sacar, me matará, me violará, me dejará tirada en estas pinches calles y ni quien se entere hasta mañana temprano, pensé en suplicarle por mi vida, por primera iba a ser testigo de una boda.
***
"Perdóname y toma ésta flor aceptando mi error, que en ella te entrego mi amor y mi corazón que un día partió... lo descubrí y no dejo de pensar y pensar en tí... te amo y lo quiero revivir... amor... por favor di que sí"

—¿Esos son los temerarios?
—Sí señorita ¿le gustan?
—¡Me encantan! Sobre todo esa canción.
—¿En serio?
—Sí señor, también me gusta Bronco.
—Ay esos son re buenos, son, ¿me perdona la palabra?...
—Sí claro.
—Rete chingones.
—Jajaja. Ya no me gustaron tanto como Los Gigantes de América.
—Ni a mí, fíjese.
—Le voy a poner una de Bronco.
—Ándele.
"Pastillas de amnesia doctor, dónde venden, que quiero olvidarla y no sé que hacer, su estrella me sigue, de noche y de día y no puedo olvidarla y no sé que hacer...Pastillas de amnesia doctor".
Y la entonamos juntos.
—¿Verdad que Selina era bien chingona?
—Ay sí.
—Si no la hubieran matado, me caí, sería la reina.
—Jajaja, sí señor, como no.
—A mi hijo le encanta, por eso traigo los discos.
—¿En serio?
—Sí, mi niño de ocho años hasta llora con la de "no me queda más..."
—"...Que perderme en un abismo de tristeza y lágrimas.."
***
La central justo a mi pié.
Llegamos.
***
—Aquí tiene señor.
—Nomás dame 20 pesos linda.
—No, cómo cree, cobran 40.
—Dame 20 pesos...
—Ay señor.
—¿A dónde vas mi reina?
—A Chilpancingo.
—Uy qué chingón, diviértete.
—Sólo voy un ratito.
—La vida es un ratito, linda.
—Sí ¿verdad?
—Linda que Dios te bendiga.
—Sí señor, gracias, igualmente.
—Buen viaje reina. Tienes un ángel en la espalda.
—jajaja.

Las 12 menos 5.
"Pasajeros con destino a Chilpancingo, favor de abordar el autobús".

martes, enero 24, 2006

Efecto peróxido 2


Ser rubia no es fácil para uno, llegas a un lugar y la gente te ve con cara de "una güera estúpida más". Y en efecto desde que soy rubia, me he vuelto más estúpida.
El peróxido se apoderó de mi cerebro. Aunque no me quejo, ser más superflua me ha obligado a comprar zapatillas, ropa, vaya, hasta faldas.

Este texto se lo debo a InMundo, quien por cierto ya me dedicó un espacio en su espacio.

La foto también se la debo a Mundo, al único personaje capaz de sacarme una foto.

En fin, ser rubia es difícil, pero es muy divertido.
Ser estúpida es más fácil que ser interesante.

lunes, enero 23, 2006

Diciembre se fue; enero ya casi por fin.

Sólo para avisarte que acá todo sigue muy parecido a ayer, similar a esos días hoy ya tan lejanos, en los que me gastaba el día pensando cómo sería nuestro próximo encuentro, la única diferencia es que no recibo nada de tí, ni siquiera una señal de lo que te pasa.

En efecto, otra vez es mi cumpleaños, pero esta vez fue distinto, también. No se nubló el cielo ¿qué raro no? Solías burlarte de mis tristes y nublados cumpleaños; tampoco menstrué como es de costumbre y tampoco esperé el día entero tu llamada.

Pero cuéntame, ¿cómo es esa, tu nueva vida?. Hay noches que pienso cómo vivirás tu nueva etapa y curioso es que no me encelo. Creo que después de ese fatídico día para mí, por fin el ciclo se cerró.

Debo de pedirte perdón por todo lo que hice.
También por todo lo que no te amé.
Y por todo el tiempo en que te amé sin decirlo.
Sólo esperaba este día para decirte adiós.
Hoy, justo al mes en que decidiste cerrarme y cerrarte la entrada.
Y tenía tanto que decirte cuando empecé a escribir esto, pero creo que ya no tiene sentido.
Que quede claro: te amaba.
Y tal vez ese sentimiento no se mueva nunca de donde está, pero ahora el protocolo, el presente, las personas y mi orgullo me impiden decírtelo en presente, porque tanto se ha ocultado que yo también ya lo creo pasado.
Jamás mi intención fue lastimarte.
Jamás pensé en herirte.
Que tengas una buena vida.
La otra, lo juro, gastarmela entera contigo.
Mientras me voy.
Adiós, por fin.

domingo, enero 08, 2006

Tic tac


Que todo es cuestión de tiempo.
Que uno tiene que desintoxicarse.
Que es complicado amar con tiempo encima, pero que es peor amar con todo el tiempo.
Un reloj está marcando mis respiros.
Del moviento circular de la tierra depende mi estabilidad.
¿Quién no ha pedido tiempo para pensar?
Hasta pides tiempo para sanar.
A veces creo que es tiempo lo que me hace falta...
Pero juro que hay momentos en que el tiempo pasa tan lento que comienzo a extrañarte.
Y en día uno, hoy, todo es lento. Ya mañana se aligerará.
No te tardes, me desespero.
Que me amarías para siempre.
Pero que al final de cuentas: para/siempre es demasiado tiempo.
Tic tac.