El Ticuí

¿Recuerdas Macondo? El calor es igual de insoportable y el sol te quema hasta la raíz de los vellos púbicos. Ese es el Ticuí, Guerrero. Y si pasas algún día por ahí, entenderás que para los melancólicos y los viejos provincianos el resplandor de un lugar paradisiaco culmina con la ruina y la miseria emocional de su gente, de sus tierras y de sus jacales... ese es el Ticuí...¿Recuerdas Macondo?

martes, marzo 15, 2011

La chica que baila



Por favor, que mi madre no se entere.
Que por nada del mundo, llegue a sus oídos castos semejante blasfemia.
Que me parta un rayo, antes que mi mami sepa lo que dicen de su hijita, la menor.
**
Al principio, lo reconozco, lo hice por soledad.
Luego, conseguí un argumento laboral.
Ahora, no sé cómo remediarlo.
**
Cuando recién me mudé a Alcanfores, la casa vacía me causaba tristeza.
Extrañaba a Inmundo deprimido en su cuarto.
A Xu dormitando desde la tarde.
A mis odiosas y mojigatas vecinas murmurando en la madrugada.
Me acostumbré a vivir acompañada.
Llegar a la casa nueva, semivacía, rompía un poquito mi corazón.
Sólo un poquito.
Comencé a quedarme en la oficina hasta el cierre de la edición.
—¿Qué no tienes amigos, un novio, vida social? ¿Qué haces aquí? ¡Lárgate!— me insistían mis compañeros.
—¡Qué les importa!— reviraba un poco apenada.
Semanas más tarde, me dejaron en paz.
Después, un embrollo laboral me obligó a ocupar la Subdirección Editorial y con ello, bendito Dios, la justificación para llegar tarde a casa.
**
Los horarios en una redacción son fatales.
Más en mi casa editorial.
Entre Arturo y yo retardamos el cierre, aunque son contadas las veces que ocurre por cuestiones periodísticas, casi siempre lo hacemos por nuestra costumbre de pelear al menos dos horas.
Anyway.
Acostumbro llegar a casa a las tres de la mañana.
Algunas veces, cuando me va bien, a las dos.
De domingo a jueves, mi llegada a casa es ya bien entrada la noche.
Ya hasta conozco los horarios de las series de Sony, Fox & Warner Brothers.
**
Por la mañana, algunos días salgo temprano embutida en ropa deportiva y no regreso más, hasta la bendita madrugada.
—No crean que no me baño, lo hago en el gimnasio, a veces, pues—
Otros días, me despierto pasadas las once de la mañana y corro a la oficina para el programa de televisión.
**
Obvio,el único objetivo de los viernes es dormir hasta que la espalda me mate y el hambre me levante de la cama.
Con marcas de la almohada en la cara y los brazos, entumida hasta de las rodillas, con las manos hinchadas, el cabello enmarañado y un sexy atuendo de pants, pantuflas rosas y camiseta, camino sobre la calle para despabilarme un tanto, mientras Lupita termina de cocinar mi antojo de la semana.
Luego, programo la noche.
Antro, fiesta, cine, películas, pijamada, bar…
Los sábados, la historia se repite.
Con la excepción que mis amigos llegan a la casa a comer.
Juntos planeamos a dónde iremos por la noche.
Los sábados, mis días favoritos, siempre es antro.
**
Mis horarios nocturnos y la afición de dormir los fines de semana, causó revuelo en el multifamiliar que habito.
Comenzaron los rumores.
Por supuesto, fui la última en enterarme.
**
—¿Ya llegó la patrona?— preguntó a Lupita, el vigilante del fraccionamiento.
—No, ya ve que llega bien tarde— respondió la nana.
—Sí, pos, es la última en llegar.
—Así es su trabajo de la pobre.
—Sí, y es retecansado… ¿Verdad?
—Sí, mi niña trabaja mucho.
—Pero la ha de ir rebien, es muy guapa.
—Sí, es guapa.
—Y tiene bonito cuerpo. Está, así, sabrosa.
—Sí, se cuida mucho.
Pos ha de tener mucho trabajo ya con eso ¿no?
—Ajá.
**
Lupita no comprendió bien la relación entre mi físico costeño y mi trabajo, pero jamás entró en detalles.
Después de unas semanas y gracias a la intervención de mi adorable jardinero, entendió todo.
—¿Cómo le va a su patrona?— preguntó a Lupita, el mismo vigilante del fraccionamiento.
—Bien, le va bien. Ya casi termina de pagar el carro.
—Fíjese que algunos vecinos y nosotros pensábamos que la muchacha se dedicaba a… a otra cosa…
—¿Cómo?
—Sí, pensábamos que la muchacha, pos, que era bailarina.
—¿Bailarina?
—Sí, desas de teiboldans
—Ja, ja, ja... ¡Cómo cree!
—Pos, es de que llega re tarde y luego, pos duerme un montón.
—¿Quiénes pensaban que era teibolera?
—Pos los vecinos y nosotros. Hasta me preguntaron lotra vez que onde bailaba… Me dijeron, que “onde bailaba la del seis”. Y yo hasta le dije ¿Quién, la chica que baila? Y pos ni sabía, y me daba harta pena preguntarle a usted.
—¿Quién le preguntó eso?
—Unos vecinos…
—Pero, mi niña es periodista, no teibolera.
—Sí, ya nos dijo el jardinero.
—¿A poco?
—Sí, porque le preguntamos si sabía onde bailaba la señorita y ya nos dijo que era periodista y que llega re tarde porque tiene que imprimir el periódico.
—Ay… pobre de mi niña…
—Ni se preocupe, el jardinero a todo mundo le anda diciendo que es periodista, aunque muchas vecinas creen que es teibolera

Uff…
Ni cómo defenderme.
Con razón, mis vecinas no me saludan.
Pero la mayoría de mis vecinos son muy-muy amables.
Reconozco que me halagó un poco que me vean guapa y buena...
Ja, ja, ja...
Miau.

Título de la imagen: El Nacimiento de Venus (Nascita di Venere)

Autor: Sandro Botticelli

La imagen fue extraída de http://www.google.com.mx/imgres?imgurl=http://diguana.files.wordpress.com/2008/04/el-nacimiento-de-venus.jpg&imgrefurl=http

1 Comments:

At 6:37 p.m., Blogger Yair said...

me acuerdo de que me platicaste que que pensarían tus vecinos de tus horarios de entrada y salida al fraccionamiento jaja (still laughing)

 

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