El Ticuí

¿Recuerdas Macondo? El calor es igual de insoportable y el sol te quema hasta la raíz de los vellos púbicos. Ese es el Ticuí, Guerrero. Y si pasas algún día por ahí, entenderás que para los melancólicos y los viejos provincianos el resplandor de un lugar paradisiaco culmina con la ruina y la miseria emocional de su gente, de sus tierras y de sus jacales... ese es el Ticuí...¿Recuerdas Macondo?

martes, enero 25, 2005

2 87 65 49

Trabaja en una oficinita del Recinto Legislativo.
Escucha los noticieros de la radio y los transcribe en la computadora.
No sé cuál sea su nombre.
Ni cuántos años tenga.
Sólo se que trabaja en una oficinita del Recinto Legislativo y que fuma Marlboro rojos.
Sentado frente a su computadora: escribe, escribe y escribe.
“buenas noches señorita” “buenos días señorita” “pásele señorita”
Eso es todo lo que me ha dicho.
Trabaja en las tardes.
Come en su oficinita.
A veces me presta la llave para ir al baño de niñas.
Es chaparrito, moreno y tiene un gran bigote en la faz de su cara.
hoy, sin más ni más, me dejó ver su dolor, su frustración y todo por una llamada telefónica:
—Mijo, sabes que significas mucho pa’ mí y que te amo. Y te deseo que te la pases bien hoy, y que sigas siendo feliz, y que seas feliz toda tu vida, como lo has sido hasta hoy. Nos vemos en la noche mijo.
Yo divagaba en una nota sobre la abrogación de la Constitución local cuando vi que colgaba el teléfono.
Me vio a los ojos y sonrió con ardua tristeza
Yo lo vi, y mis retinas se inyectaron de nerviosismo, de vergüenza, por metiche.
Pinche Selene, voltéate, voltéate.
No pude, le sostuve la mirada.
Sus ojos estaban a punto de vomitar dolor.
Intentó hablarme y no pudo.
La quijada le tembló.
Nuestros ojos fijos. Los de él sobre los míos, los míos sobre los de él.
Su dolor.
Mi dolor.
Me contagia.
Me contagió.
Por fin habló:
—Es que es su cumpleaños.
Se me cayó la mirada.
--Es cumpleaños de mijo, el mayor.
Mi mirada yacía en sus zapatos negros, polveados y desgastados.
-¿C...cómo...?
Mis párpados se abrieron a todo lo que dan... mis manos gritaban ¡¿Cómo qué?! Pero no dije nada. Sólo lo vi.
—¿Cómo quiero que sea feliz, si vive solo, encerrado en la casa...cuidando a su hermanito?
—...
—¿Será feliz? Sólo me tiene a mí y a su hermanito. Y yo lo tengo abandonado.
—...
—¿Cómo quiero que sea feliz, si tiene 10 años y vive encerrado?
—...
-Y hoy que es cumpleaños, hoy que cumple 10 años mijo, el mayor.
Sonrió con tristeza.
Y volvió a su oficinita a escribir, escribir y escribir....