El Ticuí

¿Recuerdas Macondo? El calor es igual de insoportable y el sol te quema hasta la raíz de los vellos púbicos. Ese es el Ticuí, Guerrero. Y si pasas algún día por ahí, entenderás que para los melancólicos y los viejos provincianos el resplandor de un lugar paradisiaco culmina con la ruina y la miseria emocional de su gente, de sus tierras y de sus jacales... ese es el Ticuí...¿Recuerdas Macondo?

jueves, enero 13, 2005

Desde la redacción

Todo era igual, todo fue igual.
Olía a un domingo cualquiera: hambuerguesas al carbón, rajas en escabeche caseras, cammels añejos, lechuga, jitomate y cebolla abandonadas.
El clima era el mismo.
Al son de las teclas.
Al ritmo de Rodolfo Ruiz.
e-consulta pegado con papel pegajoso en la dura puerta color champagne.
Las flores de noche buena ya secas.
Sin el santa claus luminoso, sin el pinito naco resplandeciente.
La navidad abandonó la oficina.
Las ángeles de Rudi sentadas cada una en su respectiva silla rodante, frente a su respectiva y veloz máquina.
Todo era igual, pero sabía diferente.
Del lado poniente de la oficina, ahí en donde va el teléfono.
Faltaba un santo, de esos santos de San Juan Cholula de Chiapas.
De esos que lloran sangre y ojos rabiosos
De esos que no sabes si persignarte ante ellos, o de ellos.
Faltaba ella, la causa del niño talento de Cambio.
Ella, que rompió madres a lo pendejo.
Blanca comunista, stalinista, enferma del riñón hinchado.
La ventana cerrada por el pinche frío de diciembre.
Todo igual, pero diferente, algo así como una homogenización heterogénea, como una pornografía religiosa, como una ríos andraca marihuana y piruja.
Contradictorio, pues.
Mi silla seguía a la misma altura.
La computadora de Edmundo aún yace vacía.
La mía también.
Pero la de él, huele a abandonado.
La mía, a tal vez regresa.
Mi silla con el mismo respaldo, un poco fría, pero ahí estaba.
Un miércoles cualquiera, que olía a domingo cualquiera.
RRR postrado en su oficina
Concentrado en su columna, muy chafa la de hoy por cierto.
Su suéter sobre el escritorio de enfrente.
Los libros siguen en la misma fiesta.
Su cubo del El Universal a su derecha.
Ni un santo en la oficina.
Noches buenas ya secas en los archiveros.
Tasas sucias y mohosas en la cafetera.
Un bote de crema para café Irlandés y otro Francés con vainilla.
Todo era igual
Como si nunca hubiera dejado de ir.
Como si ayer hubiera estado ahí.
Desde la redacción todo luce igual
e-consulta, también.
El ánimo es el mismo.
Las ángeles de Rudi cortándose las venas con Nicho Hinojosa.
Mientras que antes, se la cortaban con Bronco y Temerarios, por mi causa.
No corría sangre.
e-consulta no menstruó ayer.
Sólo tres adictos al trabajo, aún después de la medianoche conectados a su mensajero.
¿Cómo te sientes?
Rara, pues.
¿Segura que no quieres regresar?
Sí.
Mi beso Rodolfo...
Ahora que ya no eres mi jefe ¿ya se puede no?
Carcajadas desde la redacción.
Frío desde la redacción
Una Agenda con textos de Pedro Páramo de Juan Rulfo
Una botella de Vino Espumoso
Y un disco de sepa la chingada qué.
Ese fue el motivo para regresar.
La mirada y la desesperación de ellas, un motivo para salirme.
Novios nuevos
Más delgadas.
Nuevo trabajo una de ellas.
Errores antes impensables.
Poco atractivo, menos consultado.
Desde la redacción
Sin ese santo llorando sangre con ojos rabiosos.
De esos... de esos...
Ni modo pues.
Nada más y ya.
Y ya pues.
Anda, que me gusta el olor a nuevo.
El sabor extraño.
Pero no de alcachofas.
Perdón pues: un texto chafa, por la culpa de un día chafa, en un momento chafa, cansada por no ver más, una columna chafa... pero hoy fue distinto, no me supe extraña, me supe al cambio... A ver que sale.