Y tu silencio me atacó
¿Te quedarás mi pesadilla rondándome al oscurecer?
¿Me vas a creer si te digo que no quería lastimarte?
¿Me vas a creer si te confieso que si lo pensé y mucho fue por ti?
¿Me lo vas a creer?
“Y aquel rasguño que se abría... ya tardaba en cicatrizar”
Y el rasguño eres tú.
Te lo dije una vez y te lo repito hoy:
No puedo enfrentarte, ni asumirte, aunque queme.
Y, carajo, cómo quemas.
Cómo ardes.
Y te lo dije un día y te lo repito hoy:
“Te quiero ahí tan cerca para olerte, tan lejos para no romperme”
Y me rehuso a pensar que tu silencio es por mí.
Y no quiero saberlo.
Pero a veces pienso que sí.
Tu silencio me enerva
Tus gritos callados me aturden.
Tu ausencia me inquieta.
No te calles...
No te cierres...
No te vayas...
¿Te quedarás mi pesadilla rondándome al oscurecer?
Yo sigo acá y todo sigue intacto.
Esto que tengo sigue siendo tuyo.
¿Me lo vas a creer?
O ¿Querrán las glándulas lascivas declararme el culpable?
¿Me lo vas a creer?
¿O seguiré siendo culpable?
Te adoro mujer de letras inquietas.
3 Comments:
Ya lo dijo Cházaro: "Cómo duele donde duele"... y lo peor, seguirá doliendo, porque no es uno de esos dolores que se quite, que se cure, que se salga. Es de los que sólo con dolor se cierra, para dejar una costra, una herida mal sanada que al menor contacto sangra, que sin pensarlo, se piensa, que sin quererlo, se siente...
Cómo duele querer, carajo.
Calma, calma
que solo los estigmatizados no paran de sangrar. Las demas heridas solo duelen pero se curan y,sí algunas dejan feas cicatrices pero es solo para no ovidar lo que aprendiste.
Es como el chile:
pica y chillas despues en el baño
pero que rico sabe el taco
con sus salsas bicolor
>> Extrañas tretas mentales,
en desfiladeros y precipicios,
esparciendo alrededor,
el ocre más corrompido... <<
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