El Ticuí

¿Recuerdas Macondo? El calor es igual de insoportable y el sol te quema hasta la raíz de los vellos púbicos. Ese es el Ticuí, Guerrero. Y si pasas algún día por ahí, entenderás que para los melancólicos y los viejos provincianos el resplandor de un lugar paradisiaco culmina con la ruina y la miseria emocional de su gente, de sus tierras y de sus jacales... ese es el Ticuí...¿Recuerdas Macondo?

martes, mayo 23, 2006

Efraín, el pez.


Confiaba más en él que en mí y
por eso sobre sus manos le confié la vida
de la primera mascota de la casa.
Una pecera hermosa.
Grande.
Con arena.
Conchas
y
Caracoles.
Una planta hermosa que le asomaba.
Con una flor.
Parecido al alcatraz.
Creo que es un alcatraz.
Hermosa la flor.
Soberbia.

Efraín la llevaba en manos.
Ni siguiera la había pagado.

Efraín y yo salimos de la redacción.
Hable y hable del desmadre del video.
Le daba un aventón a la 31.
El pez flotaba alegremente en su casa de cristal.
Los vibradores de la extensión de la 25, lo hicieron saltar.
Pero iba bien… hasta que…

—Efraín ¿podrías acompañarme a casa para dejar al pez?
—Sí, claro, eso te iba a proponer.

Tiúuuuuu. Se abrió el garage de la casa.

—Espérame, Efraín, yo te abro.
—No te preocupes… ¿Sabes? Dejaré mi mochila en tu carro.

El drama

Craaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaasssshhhhhhhhh.
Sonó la pecera…
Conchas por acá.
Piedras por allá.
Agua en todas partes.
Caracol de cabeza.
Todo en el suelo.
Todo roto.
Todo en slow motion.

—Nooooooooooooooooooooooooooooooooooooo ¡salva al pez!
—Perdón, perdón.
—¡Salva al pinche peeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeez!
—No sé dónde estáaaaaaaaa… perdón.

Corrí hacia la puerta el copiloto.
En el suelo yacía latente la arena sintética que formaban
el océano ficticio donde habitaría mi pez, al menos los siguientes meses.

—¡¿Dónde está el pez?!
—No lo sé, está muy oscuro…
—No te muevas.

En el suelo, al ras de la llanta trasera del lado diestro,
una burbuja se contoneaba en busca agua.
—¡Sigue vivo!
Tomé al pez con la delicadeza que me caracteriza,
o sea la de un cafre de la Ruta 10, y corrí tres pasos.
El pez dejó de moverse… segundos más tarde entendería por qué.
—Murió…
Mi primera mascota en Puebla vivió tres horas,
tomando en cuenta que dos horas con 50 minutos
estuvo en una oficina encerrado aguardando la hora
para irse a su nuevo hogar.

Con el pez en la mano, regresé a recoger los vidrios del suelo.
Pez se rehusó a morir,
con un brinco triple mortal a 360 grados brincó de mi mano.
¡zaz!
—¡Sigue vivo!
—Corre Efraín, trae agua de la casa
Y Efraín corrió… cuatro pasos.
—Préstame las llaves de tu casa…

En el suelo un agujero recolectó más de 20 mililitros de agua.
Arrojé al pez. Respiró.
Corrí a casa.
Tomé un vaso lo llené de agua Ciel de una botella abandonada en el fretil.

Pez en el agujero seguía vivo.
Dos segundos más tarde…
Glu glu blu blu
Respiró al interior del vaso.

Ahora vive en una pecera que me robé de una boda el año pasado.
Acomodé la planta porque esa es su comida.
Le metí el enorme caracol, para eso de darle calor.
El pez que casi muere se llama Efraín, como su cuasi asesino.
Efraín, mi pez, la primera mascota de la casa.
Vive en el adorno de la boda de Susy, mi prima, la loca, quien solía golpearme cuando era niña.

Mundo me criticó cuando me la robé
¡Inmundo! Mi naquez salvó a Efraín, el pez.

—¿Y cómo está mi tocayo?—Preguntó Efraín esta tarde en la redacción.
—Mojado—le respondí.

PD: ¿Por qué Efraín, el pez, dejó de respirar en mi primer intento se salvarlo?
Porque yo con mis corridos bruscos le metí demasiado aire en su cuerpecito multicolor.

3 Comments:

At 6:49 p.m., Blogger lebrel said...

tu post se pudo haber llamado:
buscando a efraín, o salvando al pescado efraín, algo asi, que no?

 
At 8:04 p.m., Blogger Tuss said...

Y el pobre efraín, después de haber sobrevivido a tan caótico comienzo no'más no acaba... estuvo durante horas encerrado en la cocina, tal vez observando con pánico la estufa y recreando en su espero que muy corta imaginación, el día en que sería cocinado. El pobre también ha pasado días de hambre. Tal vez el inocente pececillo superó la asfixia para morir de inhanición.

 
At 10:42 p.m., Blogger Flor de Calabaza said...

Pues anuncio:
Efraín, el pez, ya comió
comida para pez.
Luce feliz
Parece feliz
Si llegas y le pegas con la uña
en la pecera y le dices
en tono dulce y cursi:
¿Como tá el Efraíiiin, hermoso?
Él, alegremente, mueve todo su
cuerpecito y se acerca a tu dedo...
Efraín, el pez... que lindo es.

 

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