El Ticuí

¿Recuerdas Macondo? El calor es igual de insoportable y el sol te quema hasta la raíz de los vellos púbicos. Ese es el Ticuí, Guerrero. Y si pasas algún día por ahí, entenderás que para los melancólicos y los viejos provincianos el resplandor de un lugar paradisiaco culmina con la ruina y la miseria emocional de su gente, de sus tierras y de sus jacales... ese es el Ticuí...¿Recuerdas Macondo?

miércoles, mayo 03, 2006

Exilio II (y por fin te vas)

No pude verlo,
ni siquiera escucharlo.
Pero lo supe:
destrocé a ese hombre que tanto me amó
y que claro, tanto amé.

En mi puerta hay tres sentimientos:
liberación;
arrepentimiento
y
un poco de amor enmarañado.

Escupí dolor y dagas
y justo en el centro de él
quedaron varadas.

Ante mi ciega capacidad de decirlo
He aquí un texto que dice todo,
lo que yo debería de callar.
Un texto que fue real, pero en mi caso analogía pura.

Nelly, es la autora.
Lebrel, quien lo promociona.

Ausencia Blanca

Para que no me olvides, corazón, va mi fuerza sobre el hueco ovoide del órgano situado en tu pecho. Para que la circulación de tu sangre ya no se concentre en el latido cálido de mis memorias, de mis rencores, de tu desnudez emancipada.
Para que veas el filo de mis palabras y las atiendas cuando sobre ti descansen, va éste puñal para silenciarte, para que ya no latas, para que ya no suenes, para que la conciencia se me apague...que mi obrar ya no sea disimulado que corra sangre y mi instinto se desate.
Para que no me olvides, corazón, va mi fuerza sobre tu cavidad toráxica, sobre tu respiración metálica, tu recinto de grito y gemido. Va para ti la inflamada punta y el cuerpo de este cuchillo, que me destroza la inocencia y cae a golpes sobre tu espalda.
Para que el viento no se lleve las palabras y sepas que primero muerta que de sin ti quejarme. Para que suene tu lamento y se enmudezca este dolor que clama.
Para que no me olvides, corazón, va mi fuerza a esa víscera que segrega bilis, va mi fuerza duramente, con exceso, como mis manos cuando acariciaban tu carne.
Para que no me olvides, corazón, sólo serán tres puñaladas, como la suma de tus besos, tus caricias, tu mirada.
Para que no me olvides, corazón, no habrá anuncios, no habrá plegarias, no habrá perdones, arrepentimientos, cárcel.Para que no me olvides, corazón, y para no errar a esto que late, tres puñaladas para que no me olvides aunque te mate.