El Ticuí

¿Recuerdas Macondo? El calor es igual de insoportable y el sol te quema hasta la raíz de los vellos púbicos. Ese es el Ticuí, Guerrero. Y si pasas algún día por ahí, entenderás que para los melancólicos y los viejos provincianos el resplandor de un lugar paradisiaco culmina con la ruina y la miseria emocional de su gente, de sus tierras y de sus jacales... ese es el Ticuí...¿Recuerdas Macondo?

miércoles, febrero 09, 2005

El Palacio de la Sabiduría

Dice Charles Bukowsky que el camino de los excesos conduce al palacio de la sabiduría.
Tonta yo que le creí.
Caí en los excesos.
Y aún no veo a la sabiduría llegar.
Bebí tequila y vodka, hasta desconocerme frente al espejo.
Y aún no veo a la sabiduría llegar.
Fumé mariguana, hasta creer que me derretía en la llama de una veladora de Santa Teresita de Jesús.
Y aún no veo a la sabiduría llegar.
Cogí con cuatro hombres a la vez, hasta creer que el placer radicaba en mi lengua.
Y aún no veo a la sabiduría llegar.
Vomité 19 veces en un día a causa de una cruda, hasta pensar que vomitar era cagar.
Y aún no veo a la sabiduría llegar.
Leí 45 libros en un mes, hasta indigestarme de autores surrealistas.
Y aún no veo a la sabiduría llegar.
Escribí siete notas en un día, hasta creer que no había más acontecimientos que el PRD.
Y aún no veo a la sabiduría llegar.
Golpeé a un fulano, hasta verlo sangrar.
Y aún no veo a la sabiduría llegar.
Abandoné mi vida, hasta pudrirme.
Y aún no veo a la sabiduría llegar.
Mamé una verga por más de cinco horas, hasta que se derritió entre mis dientes.
Y aún no veo a la sabiduría llegar.
Heme aquí, sin palacio, ni sabiduría.
Sólo con excesos.
Y sigo sin ver la sabiduría, ni al palacio, llegar.